lunes, 4 de enero de 2010

Los fantasmas de la Estación Buenavista

Me considero afortunado por ese lado, y es que soy heredero de una tradición en la lucha de la izquierda mexicana; mi abuela participo en el movimiento medico al lado de los médicos residentes del Centro Medico Nacional “La raza”, pero mas fuerte aún la de toda una sucesión de generaciones que se entregaron a la vida de los rieles y formaron parte del movimiento que soñó con acabar con la manipulación sindical: El movimiento ferrocarrilero de 1958.

Toda una vida entregada al ferrocarril, desde mi tatarabuelo se consagro la familia a ello, de hecho con mucho orgullo ostentamos su foto en la sala de cuando era mayordomo en la estación de Jalapa y de manos del Gral. Lázaro Cárdenas recibió el decreto de nacionalización de los ferrocarriles. Junto están las de mis tíos y mi abuelo cada uno arriba de una poderosa maquina, con grandes letras a los lados N de M.

Mucho de ello no hablan, pero llaman con la memoria poco a poco los sucesos que transformaron a México ese año de 1958. El día que inicio la huelga, de como recibieron la noticia que en la sección del Istmo, las mujeres fueron las que detuvieron el avance de las maquinas y ayudaron a que los esquiroles no boicotearan el acto.

Lo que mas reviven es el largo silbatazo que sonó de una locomotora en Buenavista anunciando el paro de actividades. Ni un tren mas se movería en los rieles de ferrocarriles nacionales, el ambiente en la estación central de México fue apocalíptico. Las personas enojadas por el retraso de sus mercancías, la suspensión y hasta cancelación de viajes creo todo un clima de tensión al rededor del movimiento. Muy pocos conocieron la esencia de la lucha y aun menos comprendieron la legitimidad de sus demandas: la reivindicación del oficio de ser ferrocarrilero y no mas la dirigencia de un sindicato a manos de lideres charros.

Quizás no lo mencionan con frecuencia, y ahora entiendo porque, una tarde el ejercito aunado a la policía entraron con lujo de violencia a las instalaciones de los Ferrocarriles para desalojar y golpear a los trabajadores, la opinión publica alabo los hechos por tratarse de gente inconsciente que era enemiga del progreso nacional, pero ¿de quién y para quién ese “progreso”? Los ferrocarrileros regresaron a los rieles humillados, en las mismas condiciones de trabajo y ahora con la amenaza del gobierno de ser despedidos por negligencia.

De la estación de Buenavista, quedan las grandes instalaciones de lo que alguna ves fue por muchas décadas el motor de los transportes en México, acondicionadas ahora para el nuevo tren eléctrico suburbano. Arrancan suspiros a los capitalinos que pasan por el puente de Nonoalco y les devuelven imágenes a su memoria de algún viaje familiar en su niñez o simplemente la impresión de ver pasar un tren, una imagen del México que se nos fue.

El recuerdo de unos viejos tlaxcaltecas que con frecuencia vienen al DF, ex braceros que fueron contratados para ser mano de obra en el país gavacho por los tiempos de la segunda guerra mundial, se quedan parados ante la estructura de la vieja estación y dice don Florencio -¿se acuerda don Mere? De aquí salimos amontonados pal norte a trabajar en el campo gringo-

Y el de mi tío Gonzalo, que antes de morir y con nostalgia en los ojos me dijo: “Cuando llegábamos a Buenavista el descenso era solemne y se sentía un honor hacer sonar a la entrada el silbato ¿Cómo esta Buenavista ahora?”.

3 comentarios:

  1. Es muy bonito conocer historias de lo que antes fue nuestro país, temas que muchas veces por cuestiones políticas no salen a la luz pública. Muchas gracias por compartir tu talento y tu creatividad.

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  2. Pienso que a esta entrada le faltó contenido. Me dejó así de: ¿y qué más?

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  3. hola me gusta tu redaccion ya se que no soy escritor y que mi critica tal vez resulte algo intrascendente pero me gusta mucho la manera en que escribes y esa historia no me la sabia, te escribo dese oxaca att el dr luis

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