domingo, 10 de enero de 2010

Que no le digan, que no le cuenten

El doctor y el comisario siempre le hablan de la ley, que hay que respetar lo ajeno aunque no haiga de comer. Pobre compadre Miguel, la vida que le ha tocado.


Coplas al compadre Juan Miguel



Soy trabajadora social de carrera y me siento muy bien con mi profesión que he elegido. a pesar de que cuando me gradué no comprendía la importancia que tendría voy descubriendo la gran necesidad que hay en este campo en un país como México, en un ambiente como el del Distrito Federal lleno de injusticias y un hospital público plagado de negligencias y abusos sobre la ignorancia y bondad de las personas.

Aún con todo y mis buenos propósitos me resulta imposible ir a contracorriente de todo un sistema burocrático que se ha generado y parece tan arraigado a las paredes de este Centro Hospitalario como su historia misma. Llamado el “Hospital insignia” de la Institución recibió el nombre oficial de 20 de noviembre, ubicado en la Colonia del Valle, atiende a personas de todo el país con padecimientos complicados que en los demás hospitales no son tratados o ya sea por falta de equipo o por no poseer la capacidad médica para enfrentar la enfermedad; aquí viene a parar su última esperanza.

Aún y con la importancia que ello le confiere los médicos, enfermeras y demás personal administrativo, olvidan por momentos su misión. Llegan tarde a las citas programadas con el riesgo de que se pueda cancelar por el retraso de horarios, sin importarles que es gente que muchas veces no tiene a nadie en esta ciudad y con un familiar convaleciente. Las enfermeras que no respetan el área de personal y se la pasan casi toda su jornada deambulando por los pasillos de los derechohabientes y no de los que están designados para tales fines.

Y que decir de los administrativos, que defendidos por el sindicato recortan lo mas que pueden el horario de jornada, fácil se les hace incurrir en errores administrativos pues a fin de cuentas esta el compa que me encubre, porque yo lo encubro a el cuando le pasa, total ¿la vida debemos hacerla sencilla, no?

Por eso trato de no estar tras el escritorio, y estar mas en la ventanilla tratando de orientar a las personas, 25 años en servicio y las cosas no cambian mucho, solo que cada ves hay mas derechohabientes esperando un lugar para ingresar al 20 de noviembre. Hoy toca a la puerta una muchacha de unos 20 años cuando mucho, pero yo sigo escribiendo mi informe mensual, solo logro ver que se detiene con Lichita, la secretaría.

Después de unos minutos y de un incesante golpeteo de la maquina de escribir, Lichita me da un expediente y me informa que es de la chica que ingreso a la oficina hace unos instantes. Lo leo y veo que se trata de hacer un estudio socioeconómico a fin de que le den ayuda como madre soltera, tan de moda por el gobierno de la Ciudad de México.


Pase, le digo, y comienzo la entrevista, al comenzar a hacer el estudio, que no es mas que una plática de lo que tiene y cuanto dinero percibe al mes, me voy dando cuenta que sus palabras fluyen sin torpeza alguna de su boca, en su lenguaje se oyen palabras tan variadas que casi no repite alguna de ellas. Tanto es así que se siente de su persona un disfrute por pronunciar palabras y decir frases bien, al grado que me siento apenada pues he olvidado todos esos detalles gramaticales y verbales.

La veo de nuevo, pero ahora con minuciosidad, es una chica que aparenta no mas de 20 años, con un bebé en los brazos, blanca, de porte sencillo y eso si, por su vestir y su acento, de la capital.

Vuelvo a preguntar los datos personales, pues las mecanógrafas con regularidad cometen errores y esta ves, creo que lo es en su nivel de escolaridad de esta chica.



Nombre: Susana Pineda Ríos Edad: 18 años

Escolaridad: Secundaria Estado civil: Unión libre

Domicilio: Pájaro azul 134. Col El sol. Ciudad Nezahualcóyotl.


Mi impacto es aún mayor. Y me atrevo a preguntarle si le gusta la lectura, a lo que ella atina a responderme que si. Lee los periódicos que su padre trae de regreso del trabajo y los pocos libros que están en la biblioteca donada por Elena Poniatowska. Pero ¿cómo es qué la conoce?

Entonces Susana, me cuenta que del periódico que trae su padre, ya en las tardes que ha terminado de cocinar, lavar la ropa y los trastos y cuando le toca a las otras mujeres de la casa el aseo. Recorta las palabras que va descubriendo como nuevas. Las mete en una caja de galletas María y va sacando una por una hasta juntar frases a veces incoherentes pero otras que suenan muy bien. Me confiesa que es cuando las palabras adquieren cierta melodía y entonación las trata de memorizar y si no entiende su significado las busca en su diccionario Larousse. Y así entretenida por las tardes juega en su mesa con las palabras.

Pero retomo a lo que vino, que si ella ya esta en algún tipo de relación con un hombre y este le ayuda económicamente, entonces no es acreedora de la ayuda del gobierno. A lo que ella me dijo muy sagazmente. Mi compañero – ¡Dios, raras son las mujeres que ven así a otro hombre !- y yo no estamos casados legalmente, además el no tiene trabajo fijo, actualmente esta desempleado y cuando lo llega a tener es un pago muy bajo. Yo pienso que al no ser legalmente unida, puedo tener ese derecho.

Y es cierto, en el reglamento eso no esta escrito, solo aquellas mujeres que estén casadas no pueden ser meritorias de dicha ayuda.

Con gusto giro el oficio en el que la señorita Susana Pineda Ríos, por seducir a las palabras por gusto propio, ha conquistado un Derecho para las mujeres en estas condiciones, y nos los hace recordar a los que de alguna manera somos responsables.

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